lunes, 8 de abril de 2024

HIJOS Y AMANTES DE DAVID HERBERT LAWRENCE

 


    Esta foto de D. H. Lawrence, nuestro autor en la próxima sesión del Aula de Lectura, es obra del fotógrafo Nickolas Muray, norteamericano de origen húngaro quien además de ser fotógrafo y esgrimista, fue amante de Frida Kahlo y es a él a quien debemos las fotos más icónicas de esta pintora sin igual. La tercera fotografía los muestra juntos 


 



 

    D. H. Lawrence ha sido un escritor cuya personalidad y obra ha marcado a muchos autores contemporáneos que no han dudado en escribir su biografía resaltando los aspectos que más les han impresionado o más relacionados con asuntos de su interés. Así, Catherine Millet, la crítica de arte francesa que se hizo famosa por publicar sus encuentros sexuales a cual más estrambótico en su libro La vida sexual de Catherine M. Creo que este libro no tiene nada que ver con ensalzar la sexualidad sino que es un desfile nada sutil de encuentros sexuales algunos realmente cutres. Pero, dejando aparte este libro que me parece una tontería mayúscula y un autobombo fastidioso, Catherine Millet ha escrito un canto de amor a D. H. Lawrence que sí vale mucho la pena. Se titula Amar a Lawrence y en él esta autora muestra muy bien no solo cómo se debe leer sino además como leer a Lawrence. Partiendo de su experiencia personal, logra hacer un retrato de nuestro autor y su obra lleno de sensibilidad y de comprensión hacia un escritor mayúsculo. De lectura obligatoria.

 

    Un imprescindible de la literatura y de la crítica literaria es Anthony Burgess, autor de La naranja mecánica y de maravillosas biografías literarias como Un hombre en Deptford sobre Christopher Marlowe, Shakespeare en Nothing like the Sun (inexplicablemente sin traducción al español) o James Joyce en la insuperable Here comes everybody: an Introduction to James Joyce for the ordinary reader que tampoco está traducida y no sé a qué esperan. Es lo mejor que se ha escrito jamás sobre James Joyce. Burgess también tiene una muy personal y sugerente biografía de D. H. Lawrence titulada La vida en llamas que, aunque creo que está descatalogada, por lo menos está traducida. Burgess escribe de manera excelsa, además de ser un erudito y un enamorado de la literatura.

 

    Hijos y amantes, publicada en 1913, es considerada como la obra maestra de nuestro autor y también considerada como la más autobiográfica de sus novelas. D. H. Lawrence, nacido en Nottingham, la patria de Robin Hood y enterrado en Nuevo México es dueño de una profusa obra literaria que abarcó prácticamente todos los géneros. Nottingham está en las Midlands, que Jonathan Coe en su novela El corazón de Inglaterra sitúa como territorio Brexit. Una región imbuida de las esencias inglesas pero sobre todo nostálgica de un Imperio que ya no existe y profundamente racista. Para comprender el Brexit, nada mejor que leer esta extraordinaria novela.



     

    Debajo, el lugar donde reposa Lawrence en Nuevo México. Y al lado el pueblo de Taos donde vivió nuestro autor pintado por Georgia O'Keefe, la pintora urbanita que se enamoró de los paisajes de este estado norteamericano que no por nada se llama "The Land of Enchantment", la tierra del hechizo.

 


    El amante de Lady Chatterley, publicada en 1928 causó un gran revuelo por ser un amor interclases pero también por sus descripciones sexuales. Hasta 1960 no fue publicada en el Reino Unido y sus editores estadounidenses fueron llevados a juicio por obscenidad. No fue esta la primera obra que se prohibió de D. H. Lawrence ya que El arcoiris (1915), su saga familiar, fue tachada de indecente y proscrita para su publicación. En este libro, Lawrence habla de la intimidad y de la sexualidad de una manera libre y en conexión con la naturaleza. La sociedad del momento no estaba preparada para esta reivindicación del amor físico en plenitud. De hecho, en el momento de su fallecimiento D. H. Lawrence era considerado por la crítica, salvo algunas excepciones como E. M. Forster como poco más que un pornógrafo. Ni qué decir tiene que esta valoración es totalmente injusta. No es que no se le puedan encontrar defectos a la obra de este autor, sin duda es a veces demasiado prolijo, desencadenado y hasta repetitivo pero sin él escritores como Henry Miller nunca hubieran encontrado su propio tono.

       El amante de Lady Chatterley, que ha sido profusamente llevada a la gran pantalla, ha sido interpretada de formas muy diferentes, desde el pastiche erótico-festivo como el protagonizado por Sylvia Kristel en 1981 que dirigió su entonces marido Just Jaeckin hasta la versión más reciente, con voluntad de seguir la obra original y con una diferencia fundamental, el voyeurismo de la primera no existe, quizás porque ha sido dirigida por una mujer: Laure de Clermont-Tonnerre en 2022 e interpretada con justeza y delicadeza por Emma Corrin y Jack O'Connell. Os dejo los dos trailers para que valoréis. El primero no tiene desperdicio.



    D. H. Lawrence escribió un opúsculo titulado Sexo y Literatura donde abordaba sin tapujos los efectos de la censura en su obra y abogaba por una literatura libre de tabúes y prohibiciones. En una época en que vuelven a aparecer los fantasmas de la censura, es más importante que nunca reivindicar la figura de un escritor como D. H. Lawrence cuya obra fue vapuleada y reducida a una categoría elemental tal y como está sucediendo ahora donde el criterio propio y la complejidad en el pensamiento tienen cada vez más dificultades para abrirse camino.

    Hijos y amantes, publicada en 1913, es un Bildungsroman marcado por la omnipotente presencia de Gertrude Morel en la vida de sus hijos, sobre todo varones, y especialmente en la de Paul Morel, un joven sensible de temperamento artístico cuya vida amorosa resulta ser bastante complicada por no hablar de la relación con su madre, en algunos momentos bordeando el incesto. Si hay un libro que explica muy bien el complejo de Edipo, conceptualizado por Sigmund Freud es esta novela. Walter Morel, minero, alcohólico es literalmente cancelado de la vida de su familia, siendo el foco de todas las tensiones familiares. Un núcleo familiar dominado por una madre desclasada cuyas esperanzas vitales están puestas en sus hijos. Su decisiva influencia tendrá consecuencias en la vida amorosa de su hijo Paul.

    D. H. Lawrence es el escritor de mujeres que en la medida de lo posible quieren ser económicamente independientes, comprometidas, algunas son sufragistas pero que no pierden la esperanza de amar y ser amadas. Y aquí debo hablar de uno de los libros más interesantes de nuestro autor, Mujeres enamoradas que sigue la vida de dos hermanas Ursula y Gudrun Brangwen y sus respectivas parejas, Rupert Birkin y Gerald Crich. En Mujeres enamoradas, D. H. Lawrence muestra la complejidad de las relaciones entre los integrantes de ambas parejas, si bien Gudrun y Rupert conseguirán una profunda conexión, la relación entre Ursula y Gerald será más tempestuosa. Lo interesante en esta novela es que D. H. Lawrence muestra no solo los cambios que se estaban produciendo en las relaciones entre hombres y mujeres sino también la profunda transformación social del espacio rural en terreno industrial, alejando al hombre (entendido en sentido genérico) de la conexión con la Naturaleza, desposeyéndolo así de su referencia principal e influyendo en su espiritualidad. Es un libro que no es perfecto desde un punto de vista estilístico pero que envuelve al lector de manera magistral. Imprescindible.

   En 1969, Ken Russell, en su momento vanguardista director de cine, se atrevió con esta novela, abundante en reflexiones y muy intimista, todo ello bañado en una atmósfera de erotismo sutil. El resultado no es perfecto pero desde luego que Glenda Jackson, Oliver Reed y Alan Bates brillan con luz propia y me parecen personajes muy en consonancia con D. H. Lawrence. Trailer aquí debajo:


    Sigmund Freud y Thomas Hardy son dos de las mayores influencias de D. H. Lawrence. Así en Hijos y Amantes ambas confluyen perfectamente. De Sigmund Freud las complejas relaciones familiares, de Thomas Hardy las descripciones de la naturaleza, por ejemplo la sensualidad del contacto de las flores con los dedos de Miriam, pero también la irrupción de la mina en el paisaje idílico junto a la gran ciudad, Notthingham, donde todo es desalmado y alienante pero inevitable. Thomas Hardy odiaba la industrialización inglesa y manifestó en numerosas ocasiones su oposición a la expansión del ferrocarril por considerar que envilecía las cualidades campesinas.



    El paisaje minero es una de las constantes de la obra de D. H. Lawrence. Pero no solo el paisaje sino también la vida de los hombres que ahí trabajan. La suciedad de la mina, la fatiga, el hambre, el sueño, el alcohol como escapatoria de una vida durísima pero también la vida familiar y social de esos pueblos mineros cuya masiva huelga de 1983 a 1984 nos contará David Peace en su obra maestra GB84. Hijo de Yorkshire, la República Socialista de Yorkshire, como era conocida esta región minera inglesa, Peace nos relata en este tenso y extraordinario libro la guerra sucia de Thatcher contra los mineros pero también la resistencia heroica de una comunidad que luchó hasta el final por preservar sus puestos de trabajo y la industria que les daba de comer. Alegato sin par contra el capitalismo sin frenos impuesto por la infame Thatcher, es un libro que no se puede olvidar. Mucho más que imprescindible, totalmente necesario.



    Un siglo antes, Emile Zola había publicado Germinal, un libro perteneciente a su ciclo de los Rougon-Macquart que también narra la historia de una huelga en una mina del norte de Francia. Etienne Lantier, horrorizado por las horribles condiciones laborales de los mineros decide iniciar una huelga. El compromiso con la clase obrera, el trabajo frente al capital, son los motores narrativos de esta impresionante novela sin descuidar sus personajes matizados y poderosos que muestran el sufrimiento de la clase obrera. Lantier como socialista convencido y Souverine como el anarquista dispuesto a destruirlo todo son fabulosos pero las mujeres de Germinal son sublimes por su entrega, su compromiso y su enorme capacidad de sufrimiento y resiliencia. Zola fue un indignado antes de tiempo y no dudó en poner su prestigio y su persona al servicio de las causas justas.



    El cine francés que gusta muchísimo de homenajear a sus escritores estrenó en 1993 la película de mayor presupuesto hasta la fecha: "Germinal" dirigida por Claude Berri y protagonizada por lo más granado del cine francés del momento: el ínclito Gérard Depardieu y Miou-Miou entre otros, son parte del elenco y ninguno falla. Una muy buena película, fiel a la obra y que, al igual que D. H. Lawrence muestra de forma etnográfica la vida de los mineros en el siglo XIX. Trailer a continuación.


    Antes de la película "Germinal", concretamente en 1941, John Ford ya había filmado unos mineros en un pueblecito de Gales. "¡Qué verde era mi valle!" es un canto a la tradición, los valores familiares y el amor al trabajo en una conservadora visión muy propia de este enorme director. Un melodrama sólido, filmado con épica e intensidad servida por actores en estado de gracia como Walter Pidgeon, Maureen O'Hara o Roddy McDowall que arrasó con todos los premios pero que, aunque forma parte de la historia del cine, no es ni mucho menos la inquietante, vanguardista y crítica "Ciudadano Kane", estrenada el mismo año pero mucho menos aclamada. Lo de el tiempo pone las cosas en su sitio se puede aplicar aquí perfectamente. Trailer de una gran película aunque no grandísima como la de Orson Welles.


 En el año 2000 se estrenó una película británica situada en el condado minero de Durham. Su título "Billy Elliot (Quiero bailar)", una película perfecta dirigida por Stephen Daldry y protagonizada por los extraordinarios Jamie Bell, Julie Walters y Gary Lewis que narra las ilusiones de Billy, un niño que vive en una gran tensión familiar y social por lograr ser bailarín. Nadie como los británicos para lograr el equilibrio perfecto entre la comedia, el drama, la intimidad y la crítica social. Preciosa y magnífica, de visión imprescindible.


    Mención aparte merece uno de los grandes temas de este libro: la relación madre-hijo (Gertrude-Paul / Gertrude-William) traducida en la oposición de Gertrude a cualquier relación sentimental de sus dos hijos. Y solo estos dos hijos porque Arthur se parece más a su padre y Annie solo aparece en el momento de los cuidados.

    Madres castradoras son Bernarda Alba de La casa de Bernarda Alba, una mujer cuyo fanatismo e intransigencia provocará la tragedia. Lorca supo hacer espléndidos retratos de mujeres cuya opresión e invisibilidad acaba por convertir en monstruos. El cuaderno dorado de Doris Lessing es otro ejemplo literario de las difíciles relaciones madre-hijo. Doris Lessing dejó los dos hijos habidos de su primer matrimonio con su padre en Africa mientras ella se trasladaba a Londres decidida a iniciar su carrera literaria. Volvió a casarse y tuvo otro hijo que vivió toda su vida con ella. Lessing tuvo siempre que justificarse por estar en el club de "las malas madres". Lessing hizo de la maternidad un asunto político.



    Tennessee Williams retrató en su obra teatral El zoo de cristal a una madre dominante que vuelca sus frustraciones en sus hijos incapacitándoles para lograr una vida armoniosa. Amanda Wingfield, abandonada por su marido, ha hecho de sus hijos Laura y Tom dos seres emocionalmente dependientes sometidos a la voluntad de su madre. Es una obra maestra.
    Paul Newman dirigió en 1987 a su mujer en la fidedigna adaptación para la pantalla de esta obra teatral de Tennessee Williams. Por supuesto, Joanne Woodward lo borda y con ella John Malkovich y Karen Allen que interpretan a los hijos de esta mujer tóxica. Una película claustrofóbica pero muy acorde con el espíritu de la obra.


     
Una escritora que ha tratado ampliamente el tema de la maternidad mal vivida y peor gestionada es Lorrie Moore. Su novela Al pie de la escalera es impresionante. No solo muestra las grietas de la maternidad sino que disecciona sin ninguna complacencia el tema de la adopción racializada a través de los ojos de Tassie una estudiante del Medio Oeste que acepta trabajar como canguro de una niña afroamericana adoptada por una pareja blanca de clase media. Excelente!!!


    También Joyce Carol Oates en sus dos excelentes novelas Hermana mía, mi amor y Blonde retrata muy bien la maternidad mal entendida. En la primera, libremente inspirada del caso real de JonBenet Ramsey, una mini-reina de la belleza que fue hallada muerta en su casa, Oates se muestra implacable con la explotación infantil de los concursos de belleza para niñas y muestra la despreciable cara del éxito a toda costa. La madre del libro arrastra a toda su familia y muy particularmente a su hija asesinada en una espiral delirante de persecución del sueño americano. En Blonde, que narra la vida de Marylin Monroe, Oates narra la falta total de atención de la madre de Norma Jean a la que no dudó en meter en un orfelinato mientras intentaba recomponer en vano su maltrecha vida. Dos novelas espectaculares como todas las de Joyce Carol Oates. Para leer sin moderación!!!



 Y para madres malas, la de Norman Bates en "Psicosis" de Alfred Hitchcock. Así está el pobre Norman Bates, convertido en serial killer psicótico gracias a su madre. Película de 1960, auténtica obra maestra protagonizada por Anthony Perkins y Janet Leigh. Aunque esta última tiene un papel cortito, fue el papel de su vida. Y de la nuestra.


  El tema de la suegra malvada es icónico en el rancio mundo de los refranes y un filón para lo que suele llamarse sabiduría popular que suele ser estulticia popular. Gertrude Morel no soporta a Miriam y hace de todo para conseguir que Paul no siga con ella. No obstante, para aquellxs que tengáis una suegra maja, os avanzo que el 26 de octubre es el Día Mundial de la Suegra por si queréis hacer algún regalo a esta figura tan denostada. Como regalo os recomiendo Memorias de una suegra de George R. Sims. Publicado en 1887 es una sátira que sin embargo deja en muy buen lugar a la suegra protagonista.

    El maestro Alfred Hitchcock nos regaló una futura suegra incomparablemente mala en "Los pájaros", obra maestra de 1963 en la que Jessica Tandy, madre de Rod Taylor, estaba dispuesta a hacerle la vida mártir a Tippi Hedren, una pijilla de San Francisco enamorada de Mitch Brenner (Rod Taylor). Las pullas de Tandy a Hedren cuando la conoce son de antología y muestran lo extraordinariamente bien que Hitchcock dominaba el subconsciente.

    Y otra suegra mala, malísima de película es Virginia Grey en "La mujer X" donde la hace la vida imposible a Lana Turner. Película de 1966 dirigida por David Lowell Rich es uno de esos melodramas como solo podía interpretar esta estupenda actriz. La suegra de Lana que no está nada contenta que su hijo, un remilgado John Forsyth, se case con esta modesta dependienta, urde una trama para hacer pasar a Lana por adúltera con la ayuda de Ricardo Montalbán, que siempre hace estupendamente de playboy. Una película solo para adictos inveterados a los melodramas. Debajo foto de Lana Turner porque desde luego ella sí que lo vale.


    Seamos madres, suegras, simpáticas, castradoras, consentidoras, dominantes o dispuestas a inmolarse en el altar de la maternidad, no olvidemos

 PENSAR LA LITERATURA, PENSAR EL MUNDO.

Y cómo no, la lectura es

    ¡¡¡PARA DISFRUTAR SIN MODERACIÓN!!!







lunes, 26 de febrero de 2024

FALSA IDENTIDAD DE SARAH WATERS

 


    Sarah Waters, la autora estrella de nuestra sesión es una de las mejores representantes de lo que ha venido a denominarse como "literatura neo-victoriana". Esta corriente que sigue vigente dando excelentes obras como La serpiente de Essex de Sarah Perry o Las luminarias de Eleanor Catton es esencialmente anglosajona. Con mucha maestría, un pelín de mala leche y una revisión absoluta de los códigos de la extraordinaria novela decimonónica inglesa, la literatura neo-victoriana revisita este período utilizando la lucha de clases, el feminismo, las dinámicas del poder, el activismo LGTBIQ+ pero también poniendo en paralelo una época no tan alejada de la nuestra.
    Falsa identidad recoge todos los trucos de la novela victoriana: nacimientos ocultos, traiciones, amores secretos, clases sociales pero todo ello envuelto en un contexto distinto: la denuncia de la situación de la mujer en la época victoriana y el lesbianismo. Además,  es un fabuloso artefacto literario con dos narraciones paralelas y un dominio extraordinario de la estructura de la novela victoriana.
       El título original de Falsa identidad es Fingersmith o ratero que nos sitúa más rápidamente en el ambiente social en el que se va a originar esa falsa identidad que está en el corazón del libro. En este caso el traductor Jaime Zulaika, en la edición de Anagrama,  ha optado por visibilizar más en el título la intriga que el núcleo social
    Una de los temas que trata Falsa identidad es el de la violencia contra las mujeres, Caballero es un maltratador en el más amplio sentido del término y, en este caso Sarah Waters muestra el recurso del manicomio contra aquellas mujeres que resultaban incómodas por su carácter, por sus opiniones independientes o  sencillamente por no doblegarse al sistema patriarcal. A Sue la encierran en un manicomio donde va a "tratarse" de hiper-estética, en palabras del Dr. Christie, es decir de demasiada literatura. Sin comentarios sabiendo que Sue es analfabeta.
    Sarah Waters se adentra aquí en la reclusión forzosa de las mujeres cuando no se amoldaban a lo dispuesto para ellas. Así, un libro mítico de la crítica literaria La loca del desván: la escritora y la imaginación literaria del siglo XIX (1979), escrito por Sandra Gubar y Sandra Gilbert mostró cómo la loca que tenía Rochester en la torre de Thornfield Hall era la símbolo de la dualidad mental de las mujeres victorianas y Bertha Rochester la víctima de una sociedad patriarcal que no tolera a las mujeres libres. Este libro sigue siendo vigente y una constante referencia para los estudios de género. 


 

    Camille Claudel, hermana del muy católico Paul Claudel, fue víctima de su propio talento, equivalente al de su maestro y amante Auguste Rodin que siempre la admiró. Emocionalmente frágil, luchando en un mundo eminentemente masculino, Camille tuvo varias crisis nerviosas que su hermano aprovechó para encerrarla en un manicomio durante los últimos treinta años de su vida. Paul Claudel, además de ser pesadísimo con su catolicismo sobrevenido fue un hombre execrable que para salvar sus tristes apariencias, no dudó en deshacerse de su hermana. 
    

    Hay dos películas sobre Camille Claudel. Una, protagonizada por Isabelle Adjani y dirigida por Bruno Nuytten en 1988 y el inefable Gérard Depardieu en el papel de Auguste Rodin que le va como anillo al dedo. Película muy esteticista, en "La pasión de Camille Claudel", Adjani hace el papel de su vida. Debajo el trailer.


    La segunda se titula "Camille Claudel, 1915" (2013) dirigida por Bruno Dumont y protagonizada por una Juliette Binoche espectacular. Película mucho más crítica con la sociedad de la época, permanece en el recuerdo. Imprescindible para conocer la tragedia de una escultora excepcional. Trailer aquí debajo.


 Sarah Waters es una feminista, activista por los derechos LGBTIQ+, todas sus obras reflejan la condición de  la mujer en el siglo XIX y primera mitad del siglo XX así como las dificultades que entrañaba ser homosexual en momentos históricos complicados para una sexualidad libre.
    Esto es palpable en todas sus novelas victorianas El lustre de la perla, Afinidad y Falsa identidad pero muy especialmente en Ronda Nocturna y Los huéspedes de pago, esta última inspirada en un hecho real (léase asesinato). Todas las novelas de Sarah Waters son altamente recomendables porque sin renunciar a la tradición novelesca más genuina, nos resultan familiares por su contemporaneidad y por tratar temas universales.
    Las novelas de Sarah Waters han sido adaptadas a la televisión y en general muy correctamente. Aquí os dejo dos trailers para abrir boca.



    El ocupante es una novela un poco distinta en la producción de Sarah Waters ya que en esta ocasión aunque pervive la lucha de clases y la decadencia de una familia aristocrática, entramos ya en un tema muy querido por los escritores ingleses, el del fantasma en su versión maligna o benigna o los seres sobrenaturales variados que tendrá su máxima gloria con el Drácula de Bram Stoker en su versión heavy y, en la amable El fantasma de Canterville de Oscar Wilde. Jane Austen que pasaba de los fantasmas, criticó sin piedad la novela gótica en La abadía de Northanger.

                      



    Aunque la novela picaresca es el género español por excelencia, nuestro Lazarillo de Tormes es un serio rival para el Quijote, en Inglaterra también encontramos una novela picaresca pero protagonizada por una mujer. Moll Flanders de Daniel Defoe es la plasmación de la muy crítica visión que este autor tenía de la sociedad inglesa. Moll nace en la prisión de Newgate, y vivirá una vida llena de penurias. El autor de Robinson Crusoe y de  Diario del Año de la pPste fue un hombre de vida agitadísima, encarcelado por deudas y panfletario incansable, es digno de ser el protagonista de cualquiera de sus novelas.

  

    En lo tocante a la literatura pornográfica, ya sabéis que la época victoriana fue muy proclive a este tipo de lecturas. Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson es una obra que recoge muy bien la esquizofrenia de una época que se quería virtuosa y las más de las veces era un auténtico estercolero de hipocresía. No es de extrañar que el Sr. Lilly sea un voraz coleccionista de obras eróticas y, entre ellas, destaca una del siglo XVIII Fanny Hill de John Cleland, donde seguimos a la protagonista homónima de burdel en burdel. Su autor, John Cleland, un tipo aventurero, murió sin saber el impacto de esta novelita. Quizás con lo que llegamos a leer y ver hoy en día Fanny Hill nos parezca un poco Emmanuelle a lo pobre pero en su momento fue una obra muy leída y muy censurada. Una curiosidad interesante.

 

    El Sr. Lilly está inspirado de Henry Spencer Ashbee, como bien nos indica Sarah Waters al final de Falsa identidad. Este empresario, gran bibliófilo y coleccionista de obras sobre Cervantes, escribió al parecer, ya que no hay pruebas al respecto, una obra titulada Mi vida secreta de 11 volúmenes! donde cuenta todas las juergas que se corre (nunca mejor dicho) con las más variopintas compañías. La mítica colección "La sonrisa vertical" publicó estas pseudo-memorias en un solo volumen e incluso Ian Gibson escribió su biografía: El erotómano: la fascinante historia que desafió a la moral victoriana. No la he leído pero tiene muy buena pinta y después de Falsa identidad entran muchas ganas.

 


EL FENÓMENO DE LA LITERATURA NEOVICTORIANA:

    En 1990 se publicó un libro titulado The invisible woman (La mujer invisible) escrito por Claire Tomalin, la biógrafa británica del establishment literario de su país. Parecía una biografía más sobre amantes en la época victoriana, ya se conocía la doble vida de Wilkie Collins con dos familias por ejemplo y a nadie se le escapaba que "el ángel del hogar" solía llevar unos cuernos que llegaban a Madagascar. Pero, no era la amante victoriana tipo lo que relataba Tomalin en esta biografía sino la historia de la que fuera amante de Charles Dickens, Nelly Ternant, a la que por cierto dejó tirada sin problemas en un accidente de tren que ambos sufrieron para no manchar su reputación de hombre victoriano perfecto.
    Charles Dickens, cuya obra nos muestra ya su poca consideración hacia las mujeres, son todas cuanto menos inmaduras, malas, patéticas o deplorables, tuvo su crisis de la mediana edad, se separó más o menos de su mujer Catherine Hogarth con malos modos, convirtiendo a Nelly Ternant en su amante, en la más pura tradición de amor clandestino sin futuro. Nelly era actriz y aunque Charles Dickens adoraba el teatro, las lecturas en voz alta que daba de sus obras eran multitudinarias, también es cierto que las actrices eran mujeres de segunda desde el punto de vista reputacional. La madre de Nelly consideró que colocar a la niña con Dickens era una suerte inesperada para una chica sin talento para la actuación.
    En esta polémica biografía, Claire Tomalin cuenta cómo Nelly tras la muerte de Dickens, mayor y sin el apoyo financiero del escritor tuvo que reinventarse de cero. Se quitó doce años y pudo casarse disfrutando de una vida respetable. 
    A pesar de que la separación de Dickens fue un cisma familiar, los hijos se pusieron de parte de la madre y que algunas personas conocían la relación con Nelly, siempre se negó para que la reputación de Dickens como buena persona y victoriano sin mácula no se viera afectada. 
    Charles Dickens es un icono nacional y que Claire Tomalin, la más establishment de las biógrafas pudiera haberlo retratado como un hombre poco amable fue un auténtico shock. Pero... en este caso abrió la puerta a una revisión muy interesante sobre la literatura victoriana y sus sombras por parte de jóvenes escritores, aunque más ellas, que decidieron reivindicar el papel de la mujer en una sociedad opresiva, clasista y patriarcal como la victoriana, hacer visible a la mujer.

 
    
    En 2013 Ralph Fiennes llevó al cine esta historia en la película homónima interpretada por él mismo como Charles Dickens y por una extraordinaria Felicity Jones como Nelly Ternant. La película está muy bien y vale la pena. Os dejo el trailer.


Características de la novela neovictoriana:

    La primera e indiscutible característica es que todas se sitúan en la época victoriana, aunque no sea en Inglaterra como sucede con Las luminarias, el magnífico artefacto literario de Eleanor Catton. Una novela de 808 páginas que se lee del tirón. Situada en Nueva Zelanda en 1860 en plena fiebre del oro, despliega una maravillosa galería de personajes con el punto exótico que dan las concentraciones de gente donde se puede ganar una fortuna junto a las características propias de una sociedad victoriana con la prostituta, el racismo, la colonización y el capitalismo en desarrollo. Su autora ganó con total justicia el Man Booker Prize en 2013 a la tierna edad de 28 años. Su producción anterior El ensayo general y posterior Birnam Wood (no traducida todavía) muestran a una autora de raza. Puro y auténtico disfrute lector.


   

    La segunda característica es la aproximación desde el punto de vista de las clases desfavorecidas como lo hace Sarah Waters en Falsa identidad o en Afinidad donde las sirvientas son sencillamente invisibles para los señores. Debo, sin embargo, decir que una autora española como Alicia Giménez Bartlett, creadora de la inspectora Petra Delicado y su acompañante Fermín Garzón en una suerte de Quijote y Sancho Panza, escribió un libro sobre la relación entre Virginia Woolf y su cocinera Nelly Boxall. Aunque Virginia Woolf no sea ya victoriana en su escritura, sí fue educada como tal, con toda la carga de abusos que ello conllevaba y en esta novela Giménez Bartlett explica muy bien las contradicciones vitales de esta escritora imprescindible, basándose en los propios diarios de Virginia Woolf. Una habitación ajena, que es todo lo que pudo tener Nelly Boxall, a diferencia de lo que Virginia Woolf preconizó para todas las mujeres,  es una muy interesante aproximación a las relaciones con los señores del servicio doméstico, herencia de la época victoriana y muy cercano a la esclavitud. 

 

    No podemos olvidar que en la época victoriana había cerca de un millón y medio de sirvientes cuyas condiciones laborales variaban pero, en general eran bastante difíciles, por decir algo. Aunque no trata de la época victoriana, me permito recomendaros un clásico de la literatura social: Nunca delante de los criados de Frank Victor Dawes publicado en 1972 que, basándose en testimonios reales, relata las duras condiciones de vida de la servidumbre y su evolución. Desde que leí este libro no soporto la serie "Arriba y Abajo".

  

    La tercera característica es el cuestionamiento de los valores victorianos, en especial los referidos a la mujer. Ahí encontramos varios cortes como el de la prostituta o el de la esposa. 
    Así, Michel Faber en Pétalo carmesí, flor blanca nos lleva desde las oscuras calles londinenses donde florecen la prostitución y el robo hasta las tétricas moradas de la clase alta con sus mujeres al borde de un ataque de nervios permanente. Este extraordinario libro nos narra el ascenso de Sugar, una prostituta culta que escribe hasta llegar al hogar de Agnes y William Rackham donde ambas mujeres lograrán liberarse de la dura sociedad patriarcal que permite que un mediocre como William pueda aprovecharse de ambas. Una novela colosalmente buena. No os la perdáis!!!

  

    Hay una estupenda serie basada en este libro, aunque recomiendo la lectura. Trailer aquí debajo:


    También sobre una mujer a la que se considera prostituta porque según los rumores está deshonrada versa La mujer del teniente francés. Una novela que mezcla pasado y presente y nos da además muchas claves históricas particularmente sobre el mundo de la prostitución, absolutamente omnipresente en la época victoriana. La mujer del teniente francés, escrita por John Fowles, a quien también debemos una historia tan tétrica como El coleccionista, es una novela que combina la escritura decimonónica victoriana con la contemporánea. Un híbrido estupendo.

  
    
    Y cómo no hablar de la película homónima!!! Dirigida en 1981 por Karel Reisz y protagonizada por Meryl Streep y Jeremy Irons logra dar con el espíritu del libro. Muy buena!!! Trailer seguidamente.


    La serpiente de Essex escrita por Sarah Perry es otro de esos prodigios neo-victorianos. En esta novela, Perry nos narra la historia de Cora Pearce, una mujer maltratada, madre de un niño que ahora se diagnosticaría como autista y fascinada por los fósiles (Darwin ya había soltado el bombazo de la evolución) que al quedarse viuda (por fin) decide ir a investigar los avistamientos de lo que podría ser un monstruo prehistórico en el húmedo paisaje de Essex. Ahí, conocerá a un párroco Will Ransome que no quiere que su comunidad caiga presa de la histeria colectiva o del fanatismo religioso. Los personajes son soberbios, Martha la auto-confesa marxista y lesbiana, íntima amiga de Cora,  que quiere cambiar la topografía de la insalubre ciudad de Londres, el doctor Luke un médico obsesionado por operar el corazón o la delicada Estella Ransome, esposa del pastor Ransome, toda ella azul. Es una novela magnífica, muy bien ambientada, muy bien escrita. muy lograda y un hito en la literatura neo-victoriana.

  

    Claire Danes protagoniza la adaptación televisiva de esta obra que, a pesar de su atractivo elenco no logra estar a la altura de la obra escrita. Os dejo el trailer por si os apetece verla.


    La cuarta característica es la intertextualidad. La novela neo-victoriana se ajusta exactamente a los parámetros de la novela victoriana. Extensión, trama, temas pero dándole ese sesgo contemporáneo que las eleva muy por encima del simple pastiche. Y aquí debo hablar de la tristemente fallecida A. S. Byatt y su obra maestra Posesión. En esta novela única, la que me hubiera gustado escribir, esta soberbia autora recrea la vida de Henry Randolph Ash, poeta victoriano mezcla de Alfred, Lord Tennyson y Robert Browning. La novela empieza, sin embargo, en la biblioteca de Londres donde un estudioso literario, Roland Mitchell, en horas bajas, descubre una carta de Randolph Henry Ash a una tal Christabel LaMotte que podría cambiar la percepción que se tiene de este escritor. Y es que no solo Ash es el más epónimo representante de la época victoriana, sino que Christabel LaMotte es un icono feminista y LGTBIQ+  y lo peor es que esta carta parece indicar que Ash y LaMotte vivieron una profunda historia de amor. El Departamento de Estudios de Género al que pertenece la Profesora Maud Bailey, en crisis personal y profesional y cómplice de Mitchell en este nuevo paradigma literario, no quiere ni oír hablar de perder a su icono más preciado. No diré nada más. Es una novela impresionante, donde A. S. Byatt critica la rígida estructura universitaria, se mete con los millonarios norteamericanos que llenan sus Universidades de manuscritos de autores victorianos a golpe de talonario,... y además recrea una historia de amor con producción textual de Randolph Henry Ash y de Christabel LaMotte hasta el punto que parecen dos personajes reales. Para mí es una obra maestra que no puedo dejar de recomendaros y mucho más que eso. Simplemente la adoro.


    De A. S. Byatt también podemos leer Angeles e insectos, su muy particular incursión en las excentricidades de los victorianos sobre todo en conexión con el mundo de los espíritus y los insectos. Pero las dos historias que componen el libro no llegan a tener la fuerza de Posesión.
    Por supuesto, El libro de los niños una fascinante novela sobre la Inglaterra eduardiana y la explosión editorial de los cuentos para niños. Y cómo no El cuarteto de Frederica, una heroína contemporánea:

- La virgen en el jardín.
- Naturaleza muerta.
- La torre de Babel.
- La mujer que silba.

    A. S. Byatt es una escritora indispensable para

    PENSAR LA LITERATURA, PENSAR EL MUNDO.

Y cómo no, la lectura es

    ¡¡¡PARA DISFRUTAR SIN MODERACIÓN!!!